Una etapa de cambios que supusieron en caos en muchas empresas, ya que no estábamos listos (algo que hace que no fuera el contexto ideal para implementar un cambio así).

Todavía recuerdo esas primeras semanas de incertidumbre, en la que muchos trabajadores tuvieron que montarse la oficina en la mesa del comedor, junto a sus hijos dando clases por videoconferencia. 

Dos años casi tres después del confinamiento, al menos en España, esta opción de teletrabajar parece que ha tocado fondo. O al menos, está a punto. 

Es más, a día de hoy solo sigue siendo opción para una parte de los funcionarios y algunas grandes empresas, casi todas multinacionales con medios.

Son muy pocas las medianas y pequeñas empresas que siguen apostando por el teletrabajo y en las que esta opción está disponible para sus trabajadores. 

Las preguntas que yo me hago (y sé que y sé que quizás tu también) es:

  • ¿Por qué está ocurriendo esto?
  • ¿Por qué el teletrabajo no ha llegado para quedarse?
  • ¿Qué es lo que falla?

Estoy segura que la respuesta tiene mucho que ver con una mezcla de 2 factores: la falta de recursos y el miedo de muchos empresarios a que sus empleados solo “hagan que trabajan”.

Veamos algunos datos.

El 96% de los ejecutivos valoran mucho más las contribuciones que sus empleados hacen desde la oficina, por encima de aquellas desde casa según un informe realizado por Envoy mientras que el 83,7% desearía teletrabajar de alguna manera, y el 23,6% a diario según el informe El teletrabajo en España. Antes, durante y después de la pandemia elaborado por el equipo de trabajo del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI).

Sin embargo muchos jefes, y también algunos empleados, defienden que no todo el mundo puede teletrabajar ni aunque su labor se lo permita. O al menos, no todos los días. Y esto tiene mucho que ver con los recursos disponibles. 

Con los despidos que están viviendo algunas empresas no queda otra que decir adiós a ventajas como comidas gratis, aunque algunos empleados prefieren prescindir de ellas pero poder trabajar en remoto. 

Por todo esto hoy me gustaría reflexionar sobre las posibles razones por las que el teletrabajo no parece haber encajado en nuestro sistema a pesar de que muchos así lo quisieran y qué está en nuestra mano para que esta tendencia pueda cambiar. 

Si hay algo que destaca por encima de todo cuando hablamos del teletrabajo en España es que los jefes no se fían. Seamos sinceros, esto es así. 

Los empresarios desconfían de los trabajadores cuando estos no están en la oficina, y así lo demuestra un informe elaborado por Microsoft en el que afirma que solo el 12% de los empleadores aseguraba confiar plenamente en la productividad de sus trabajadores.

Los fanáticos de la presencialidad defienden que los empleados no van a trabajar igual sin la supervisión directa que hay en el formato presencial, y esa falta de confianza es la que hace que el teletrabajo, al menos por el momento, no parezca tener mucho futuro en España. 

Lo que tal vez estos fanáticos no estén considerando (y si tú eres uno de ellos, espero que esto te invite a reflexionar) es que teletrabajar tiene muchas ventajas, y además existen medidas de control que se pueden implementar para supervisar a los teletrabajadores y para que tú ganes en tranquilidad. 

Por ejemplo:

  • determinados KPI o indicadores del rendimiento para controlar que los trabajadores cumplan con su trabajo de manera eficiente,
  • sistemas de distribución del tiempo de trabajo
  • dispositivos de control de presencia del empleado o registro de la jornada (control biométrico, fichajes en la nube, códigos de teclado individuales, etc)…
  • fijación de plazos para la entrega para controlar que las tareas se realizan, facilitando a su vez la flexibilidad horaria, y a la vez medir el tiempo en el que los empleados realizan las tareas que tienen asignadas.

Sea como sea, la solución no es un control estricto, ni tampoco el presentismo de X horas sí o sí, o el estar calentando la silla.

Y son los jefes los que tienen en su mano cambiar esto, y poder empezar a implementar procesos de rendimiento basados en métricas y objetivos, que puedan ser compatibles con el teletrabajo y con el trabajo presencial. 

A todo ello, hay que sumarle el asunto de los recursos. Si un empleado va a teletrabajar, va a necesitar aparatos, como un ordenador portátil o unos auriculares, que pueda utilizar. 

Hacer esa inversión va a permitir que las empresas estén preparadas para los distintos escenarios que puedan darse y los cambios que trae la transformación digital, y los empleados vean en su empresa un lugar en el que se sienten escuchados y en el que querer aportar lo mejor de ellos el máximo tiempo posible. 

Es más, en un artículo de la revista Business Insider leí que en mayo de 2022, Jessica Rose, consultora de relaciones con desarrolladores en Katla, preguntó en su cuenta de Twitter:

«¿Qué ventajas suenan bien, pero son un ‘no’ para ti?«.

En primer lugar, añadió: «Para mí: cualquier cosa claramente destinada a mantenerme infelizmente atrapada en una oficina. No me des comida ni hamacas ni videojuegos, solo déjame trabajar a distancia o irme a casa a mi hora».

Así que sí, hay personas prefieren el trabajo remoto y la flexibilidad a ir a una oficina que tiene de todo: para ellos el teletrabajo es más importante que el gimnasio, la sala de juegos, la guardería, la lavandería, etc.

Creo que muchos empleados están pidiendo a gritos trabajar desde casa o tener horarios conciliadores, y las empresas no los están escuchando…

Así que en conclusión, es necesario pararse a hablar con los trabajadores regularmente y valorar la posibilidad de hacer teletrabajo en España (en los trabajos que es posible, por supuesto) o flexibilizar horarios para poder lograr uno de los mayores objetivos empresariales, que es fidelizar el talento.

Si quieres captar y fidelizar a los mejores, tienes que escucharlos. Esta es la clave que te llevará a tener en tu equipo a los mejores 😉

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Sobre la autora

 Arménia Barradas


Especialista en liderazgo, salario emocional y cultura organizacional. Su misión es humanizar los espacios de trabajo de manera que cada persona se sienta valorada en el entorno laboral.

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