Las cosas no salen bien siempre. Eso lo sabemos. Es más, sabemos que a veces no salen ni a la primera, ni a la segunda, e incluso a veces ni a la tercera.
Las adversidades siempre están presentes en nuestro día a día. Siempre aparece algo que no estaba planeado, y que nos pilla por sorpresa.
Y más teniendo en cuenta la época de cambios en la que vivimos, en la que la transformación digital cambia nuestros procesos a pasos agigantados y muchas veces, hasta llegar a desbordarnos.
La incertidumbre, los reveses, la frustración e incluso la desmotivación pueden hacer mella en nuestro equipo, y con ello, en nuestros resultados.
Seguramente tengas ahora mismo más de un ejemplo en mente que haya sido salpicado por alguno de estos motivos.
Por eso es tan importante contar con un equipo que sepa manejarse bien ante la incertidumbre, y que sepa qué hacer cuando todo parece ir mal.
Ese es precisamente el poder de la resiliencia.
En el ámbito personal, esta habilidad es la que nos da la capacidad para enfrentarnos a las situaciones adversas y salir reforzadas de ellas. Muchos la tienen de forma innata.
Pero, ¿y en el ámbito laboral? Digamos que de base sería esto mismo, pero además sumando la capacidad para responder ante la presión de los momentos críticos. Y sabemos que esto no es algo innato en las personas de tu equipo.
Por eso hoy me gustaría compartir una reflexión sobre cómo puedes potenciar tu resiliencia a nivel laboral, y cómo impulsarla en tu equipo.
Tener un equipo resiliente es tener un tesoro
Para mí, sin duda, uno de los rasgos de un equipo resiliente es la confianza.
La confianza es primordial para muchas cosas en la vida, entre ellas, para que los equipos funcionen.
Necesitamos confiar en nosotros mismos, en nuestras capacidades, y también en las de las personas que nos rodean.
Imagina la situación. Surge un problema en tu empresa, y alguien de tu equipo lo detecta. En un inicio, tiene la iniciativa de resolverlo por sí mismo. Sin embargo, no es capaz, y en lugar de pedir ayuda a tiempo, sigue dándole vueltas al problema.
Como si de una bola de nieve se tratara, se hace cada vez más y más grande, hasta que finalmente explota.
Ahora, imagina esa misma situación, pero en la que la persona confía plenamente en sus compañeros y superiores.
Nada más detectar el problema y ver que no sabe cómo resolverlo, como sabe que no pasa absolutamente nada por mostrar su vulnerabilidad, y sabe también cuándo y cómo pedir ayuda, lo hace, con lo que la resolución del problema termina siendo mucho más efectiva y positiva.
Como ves, la confianza es clave. Además, porque también interviene en la comunicación y con ella, en la co-creación de soluciones efectivas, en la seguridad, el diálogo abierto, la compasión y la pertenencia al grupo.
Así que sí, un equipo resiliente es un tesoro, es un equipo que confía, y además es:
- Flexible y capaz de adaptarse hasta a las situaciones más inestables.
- Con la creencia sólida de que se pueden encontrar soluciones.
- Que tiene autodisciplina y saben en todo momento la prioridad.
- Que ven los fracasos como oportunidades de aprendizaje.
Todo esto suena muy bien, ¿verdad? Aunque siendo realistas, no es tan sencillo como parece.
Como comentábamos antes, sabemos que no todos los miembros del equipo son capaces de tener el nivel de autoconciencia necesario para la resiliencia.
Por suerte lo que sí que está en tu mano es poder implementar algunas acciones que favorezcan el escenario, y con ello, que naturalmente las personas de tu equipo aumenten su adaptabilidad y buena respuesta ante las adversidades.
Una de esas acciones es proponer dinámicas que hagan que salgan de su zona de confort y se escapen de su control.
Sabemos de sobra que las personas estamos cómodas haciendo lo que tenemos más que dominado, y nos acostumbramos tanto a ese contexto que cuando cambia nos podemos llegar a bloquear.
Por eso, si tu equipo está entrenado para desenvolverse en situaciones diferentes, sabrá adaptarse cuando lo necesiten.
Además, hay que animarles a no huir de las dificultades, sino a encontrar los recursos necesarios para afrontarlas.
Generar espacios de confianza lo facilitará y además les hará sentir la seguridad necesaria para expresarse sin sentir que tendrá “consecuencias” hacerlo.
Espacios en los que además tú como líder les muestres que eres una persona en la que se puede confiar, al igual que tú confías en ellos. Tú eres una guía en los momentos de crisis, y ellos también lo son para ti.
Has de mostrales esta red de apoyo que formáis entre todos y en la que nadie sobra, porque todos tenéis un papel en ella. Esto hará que colaborar entre vosotros sea más fluido, ya que el equipo estará lo suficientemente sano para hacerlo.
Si demuestras de forma genuina que tu equipo te importa, así como lo hacen los resultados, estarás fomentando la resiliencia.
Y si además ayudas a gestionar el estrés y las emociones negativas cuando las detectes, estarás cuidando un detalle que puede terminar siendo clave ante un momento de crisis.
Los equipos resilientes son equipos sólidos, con lo que al final son un activo para la empresa y, sin duda, una ventaja competitiva.
He preparado un par de dinámicas que los líderes pueden hacer con los equipos para aumentar la resiliencia, una relacionada con "salir de la zona de confort" y otra sobre "como potenciar la confianza en los equipos".
Escribe en comentarios "me interesa" y te las hago llegar.
¿Qué opinas sobre la resiliencia en los equipos de trabajo? ¿Crees que está subestimada, o más bien sobrevalorada? Te leo.